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EL CLUB DEL ALANO ESPAÑOL

3.     CDAE

El Grupo que lideró la recuperación de la raza en los años 80 no logró establecer acuerdos sólidos y de futuro, y fue renunciando a gestionarla, abandonando su directiva. Ésta se fue quedando en manos de nuevos aficionados que llegaron sin el conocimiento, ni la capacidad, ni la práctica, ni el talento necesarios para dirigir al alano hacia un futuro consecuente con su historia. Ante las críticas del entorno hacia su gestión,  la nueva organización, cada vez más reducida, se cierra sobre sí misma, trasladando la sede a la otra punta de España, dando la espalda a los ganaderos del norte, y cortando así el nexo con la historia. Esta filosofía excluyente concluye en que los criadores más antiguos se alejen de su entorno, y que no se sumen nuevos. El alano, al margen de esto, comienza a obtener éxitos en su imparable carrera, en nuevos terrenos del deporte canino  y del adiestramiento, que quedan silenciados oficialmente. La Clase Trabajo es eliminada oficialmente de la raza y expulsada de las exposiciones, quedando sin respaldo y sin voluntad real de propulsar el mítico temperamento alánico. El club elegido por la RSCE centra su actividad en las exposiciones de belleza, cada vez con menos participantes porcentualmente dentro de la población vigente, premiándose una morfología que va perdiendo su atavismo y su impronta de perro antiguo y de trabajo, hacia una especie de perro de presa moderno, penalizándose o directamente eliminándose, de manera subjetiva, características clásicas en su estándar.

De este modo, 20 años después de la declaración oficial de vigencia de la raza, un Grupo de aficionados al alano, ganaderos, criadores, veterinarios, jueces, adiestradores, deportistas, policías y cazadores, observamos que la raza había tenido tiempo suficiente para ser dirigida hacia su consolidación, pero que lejos de avanzar, estaba perdiendo  por el camino, uno a uno sus puntos capitales, y decidimos organizarnos para corregir el rumbo perdido.

Después de las primeras reuniones en torno a nuestra voluntad de recuperar la esencia ganadera, liderados por don Carlos Muñoz de la Iglesia, ganadero y buen aficionado y criador, nos constituimos formalmente como Club, registrándonos en el Ministerio del Interior, y seguidamente siendo nombrados Club Amigo de la Real Sociedad Canina Española.

Hemos hablado de cómo los ganaderos encartados han sido el puente entre los legendarios perros de diente hispanos y los que hoy viven con nosotros, con una actualización funcional para apresar reses bravas, clave en la revisión de la raza. Pues bien, los propietarios de los ejemplares utilizados en la década de los 80 como estirpe de cría, son nombrados Socios de Honor del Club, como no podía ser de otra forma, en la presentación formal del club, en octubre de 2014, en el mes en el que se realizaba el apresamiento tradicional de ganado por los valles encartados, en la presentación del Club en Carranza, centro de la cuna de esta nueva andadura. En la celebración de la comida de hermandad, no sólo brindamos por la creación del Club, sino que todo tuvo lugar dentro de la primera Reunión de Razas españolas ganaderas. Así quedó manifiesto el espíritu de cercanía y humildad del Club y las bases de nuestra filosofía. Este “espíritu de Carranza” debe acompañarnos permanentemente, y celebrarse periódicamente en nuestra andadura.

 

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